Esta tendencia no pretende reemplazar el home banking o la operación en sucursal, sino agregar otro canal más de relacionamiento y operación.
Los bancos se están subiendo a la ola de las redes sociales. De esta manera, de las tradicionales sucursales bancarias, al home-banking, y de ahí a las aplicaciones móviles, la nueva movida tiene que ver con la posibilidad de transferir dinero a un contacto a través de Facebook o Twitter, sin necesidad de conocer los detalles de la cuenta bancaria del receptor.
Todo esto, de una manera simple y transparente gracias al social banking que es, en pocas palabras, la manera en la cual la banca se apropia de las redes sociales para modificar el modus operandi de los usuarios bancarizados.
Actualmente las plataformas sociales, especialmente Facebook y Twitter, son utilizadas por las entidades bancarias para monitorear y responder a problemas de servicio y para crear conciencia de marca.
Algunas de las instituciones más avanzadas están utilizando las redes sociales para entender mejor las preferencias de los clientes e incluso vender servicios.
Pero la idea del social banking va más allá: diseñar servicios específicos sobre las redes sociales.
Por eso, no pretende reemplazar el home-banking o la operación en sucursal, sino agregar otro canal más de relacionamiento y operación.
La tendencia del social banking ya empezó a aflorar: el banco indio Kotak Mahindra lanzó Jifi, un servicio totalmente integrado con las redes sociales para atraer al público joven. Jifi fusiona Twitter y Facebook con la banca tradicional.
De esta manera, desde la cuenta bancaria un cliente puede pagar lo que compra a través de las redes sociales y obtener hasta un 6% anual de intereses sobre sus saldos de ahorros.
Además, mediante el programa de lealtad, los clientes que más transacciones realicen a través de las redes sociales suman más puntos para luego canjearlos por premios.
En definitiva, los interesados pueden abrir una cuenta de ahorro Jifi en el sitio web del banco a través de sus perfiles de Facebook o Twitter.
Inmediatamente, recibirán una tarjeta de débito Jifi, y una suscripción gratuita al programa de fidelidad.
Con respecto a la seguridad, desde el banco expresan que “si la cuenta del cliente Facebook o Twitter es hackeada, el cyberdelincuente será capaz de ver los puntos de recompensa de los clientes y utilizarlos, pero no podrá realizar ninguna otra transacción ya que los datos bancarios del cliente se resguardan de manera segura ya que para operar la cuenta del banco desde las redes sociales, el usuario tiene que iniciar la sesión en la red bancaria.
Otros casos para mencionar son el banco de Turquía DenizBank, que creó una app a la cual se accede desde Facebook y desde allí se pueden realizar varias operaciones; y el Commonwealth Bank of Australia, que permite a sus clientes acceder al estado de sus cuentas bancarias y transferir dinero, también desde dicha red social.
Para utilizar los servicios que ofrecen los bancos bajo la modalidad del social banking, la operación es la siguiente: es necesario loguearse en la red social.
Una vez adentro, se pueden transferir fondos a un amigo en Facebook o Twitter mediante la introducción de una contraseña que llega a través del celular.
De esta manera también es posible revisar el saldo, ver los últimos movimiento y otras cosas más de una manera tan sencilla como enviando un mensaje directo de desde nuestra cuenta de Twitter a la del banco.
Como siempre, la seguridad parece ser el talón de Aquiles en todas estas operaciones.
Al respecto, los informes indican que el 90% de las contraseñas utilizadas las redes sociales son vulnerables a la piratería, y este porcentaje es inferior cuando se trata de cuentas de home-banking o correo electrónico.
Por este motivo, para que el social banking llegue a buen puerto, deben mitigarse las vulnerabilidades de las aplicaciones de los medios sociales. Por eso la seguridad es la gran barrera a sortear, ya que la banca móvil es mucho más segura.
Al ritmo acelerado con el cual las personas utilizan las tecnologías móviles para “hacer de todo”, está claro que, como dice en el informe World Retail Banking Report 2014 de Capgemini, existe una brecha cada vez mayor entre las expectativas del cliente y las prestaciones de servicios de los bancos.
Este estudio mostró que en los Estados Unidos sólo el 41.7% de las personas entre 18 y 34 años citó experiencias positivas, en comparación con 63,4% de los de otras edades.
Un dato peculiar es que los clientes más jóvenes quieren llevar a cabo sus operaciones bancarias a través de los canales de medios sociales, por eso se sienten frustrados al tener que operar sus cuentas a través de las vías que ofrece el banco, y no mediante las que ellos prefieren.
Los bancos que quieran garantizar una experiencia de cliente satisfactoria al segmento más joven van a tener que ofrecer nuevas vías de comunicación, ya que cada vez más personas quieren operar con su banco tal como lo hacen con Apple, Amazon o cualquier otra gran marca.
Esto es de una manera online, móvil y social, en donde la gestión de la cuenta bancaria sea fácil, rápida, cómoda, simple y personalizada.
Fuente: Iprofesional.com