Según indica KPMG, las tarjetas de crédito son las más vulnerables por su amplio uso. Sin embargo, no descarta que en un futuro la delincuencia busque penetrar en otros conductos, como los pagos móviles.
 

En el artículo “Retos de la industria de medios electrónicos de pago”, de Pablo Castillón, se explica que la firma tecnológica ACI reporta que más de uno de cada cuatro tarjetahabientes del mundo ha sufrido cargos indebidos en los últimos años.
 

Se detalla que mientras en Suecia y Holanda 12% de los clientes reporta incidentes, en Estados Unidos la cifra aumenta a 42%, debido a que este país es el mercado de pagos más grande del mundo. La razón, enfatiza, la no adopción del estándar del chip y pin.
 

En México, la situación es peor. El artículo del especialista en medios de pago y modelos bancarios refiere que en este país la cifra aumenta a 44%, por el fácil acceso a ciudades fronterizas norteamericanas, donde tarjetas falsificadas y cuentas fraudulentas pueden ser utilizadas, además del refinamiento tecnológico del crimen organizado.
 

Castillón considera que, sin duda, el crimen cibernético continuará evolucionando y afectará áreas que hoy preocupan a pocos, como los pagos móviles, mismos que, dice, serán un medio común en el 2017, cuando el volumen de transacciones originadas alcance los 90.000 millones de dólares sólo en Estados Unidos.
 

“Los comercios norteamericanos se han dado cuenta y actúan en consecuencia: mientras que en el 2011, 75% de los comercios se daba cuatro años para actualizar sus terminales punto de venta, la cifra pasó a 60% que planeaba cambiarla en dos años”, enfatiza.
 

Advierte que si bien México no es puntero en estos temas, son notables los avances de los últimos años y así lo demuestran cifras del “Reporte de inclusión financiera 2013”, el cual menciona que el número de cuentas de banca móvil pasó de 247.000 en el 2011 a 883.000 en el 2012, además de que se registraron 3 millones más de nuevos usuarios de banca por Internet y 267 millones más de pagos con tarjeta.
 

KPMG considera que la mejor respuesta de los comercios ante situaciones complejas de fuga de datos de pago y crimen cibernético consiste en robustecer la prevención.
 

Fuente: El Economista, México