Ed Brandt, ejecutivo global de Mastercard, se mostró optimista con las “grandes posibilidades” que tiene el país de avanzar en inclusión financiera y alabó en tal sentido el proyecto Modelo Perú de Asbanc.
Perú podría alcanzar una inclusión financiera casi completa para el año 2020 gracias a la revolución digital que está llegando a las zonas más alejadas del país, estima Ed Brandt, director general de Soluciones y Servicios Globales para Gobierno de MasterCard.
Esta proyección es significativamente más optimista que la estimada hace poco por la Asociación de Bancos (Asbanc), la cual considera que dicha inclusión podría aumentar desde el actual 30% de la población hasta un 55% para el 2030, muy similar al nivel de Brasil hoy en día.
“Hemos visto lo rápido que los teléfonos móviles penetraron en el Perú y en todo el mundo, fue una cuestión de años, no de décadas, así que creo que 16 años es bastante tiempo para llegar sólo a un 55%”, dijo Brandt.
Para tal fin, el ejecutivo resaltó la necesidad de impulsar un sistema financiero electrónico que sea seguro y confiable, aprovechando las ventajas de la tecnología digital para poder llegar a la gente con alta calidad pero a un costo muy bajo.
“Cuando las personas usan un celular y este no funciona, el riesgo es bastante bajo; pero cuando hablamos del bienestar financiero de la gente, es crucial que (el sistema) sea seguro y ese un obstáculo muy importante que se debe superar,” afirmó Brandt, quien llegó a Lima la semana pasada para asistir al I Foro Nacional de Educación e Inclusión Financiera.
Pero ¿por qué promover el uso del dinero electrónico? Según Brandt, el costo total que genera en la sociedad el uso del dinero en efectivo es de aproximadamente 1.5% del PBI. “Si el PBI de Perú es de unos US$ 250.000 millones, ese porcentaje representaría entre US$ 2.500 millones y US$ 4.000 millones de carga para la economía, debido a los gastos por transportar y cuidar el dinero”, explicó.
Según Brandt, un factor determinante en el progreso de la inclusión financiera en el país es el trabajo conjunto entre el sector público y privado, que son capaces de llegar a millones de personas en un período muy corto de tiempo, por ejemplo a través de programas sociales.
“El sector privado tiene una gran cantidad de tecnología muy innovadora, en tanto el sector público tiene la capacidad y los lazos con sus ciudadanos a través de los programas sociales, planillas, el pago de impuestos o cualquier otra relación con los ciudadanos de un país”, detalló.
Fuente: Gestión, Perú