El Banco Central apunta a eliminar el efectivo en el largo plazo; la informalidad es hoy una de las trabas.
"El billete apareció en un momento de la historia y en algún momento va a desaparecer", sentencia el economista Juan Carlos de Pablo. Economías de países como Suecia o Dinamarca van rumbo a una eliminación del efectivo como medio de pago. En la Argentina, ese escenario es hoy difícil de imaginar.
Entre este año y el próximo, el Banco Central pondrá en circulación los ya anunciados nuevos billetes de 200, 500 y 1000 pesos. Y esa decisión sin dudas facilitará el uso de efectivo. Pero, al mismo tiempo, en la entidad afirman que uno de sus objetivos a largo plazo es lograr una economía sin circulante de papeles. Los especialistas coinciden en que en el país no están dadas las condiciones para que se pueda prescindir de los billetes, aunque hay quienes ven viable una reducción de su uso.
La economista Marina Dal Poggetto, directora del estudio Bein, explica que Argentina está varios pasos atrás de los países escandinavos en lo que respecta a la posibilidad de eliminar el efectivo. "Aquí la tasa de inflación es alta y hay mucho más circulante que en los países desarrollados. El nivel de bancarización es muy bajo. El sistema financiero es una pequeña porción de la economía y hay una gran monetización."
Según datos del Banco Central, hoy el circulante total en la Argentina es de $ 466.550 millones, un monto considerable en comparación con países desarrollados. En enero de 2015 los billetes y monedas sumaban alrededor de $ 346.382 millones, mientras que en el mismo mes de 2014 la cifra era de $ 281.047 millones.
La cantidad física de billetes circulando es hoy de 6156 millones, de los cuales los de 100 pesos representan el 70%, según el dato oficial. A principios de 2015, la cantidad total de billetes era de 4798 millones, con un 67% de billetes de 100. Así, la cantidad total subió en un año más de 28%.
De los números publicados por la autoridad monetaria se desprende que los billetes y monedas circulantes representan en promedio un 78% de la base monetaria y que el nivel de bancarización no aumentó en los últimos años.
Dal Poggetto sostiene que una normalización de la economía argentina en su conjunto es fundamental para incrementar su bancarización. "Es más que un cambio cultural, debe apuntarse a una modificación integral de la dinámica de la economía."
En el discurso en el que marcó los lineamientos de su gestión, el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, se refirió a la cuestión de los medios de pago: "La agenda verdadera es que ayudemos a la bancarización, que es la formalización de la economía. En su versión ideal propendiendo a una economía sin circulante, un objetivo quizás lejano pero que no por ello deja de ser un norte claro", dijo.
Los especialistas son escépticos con relación al objetivo de llegar a una economía sin circulante. Daniel Marx, director ejecutivo de Quantum Finanzas, considera que hoy no es factible ni recomendable evitar la existencia y el uso de billetes en la economía argentina. Marx cree que el uso del efectivo como medio de pago está muy arraigado en los usos y costumbres del país y que evitarlo disminuiría de modo sustancial las transacciones.
Según Marx, una de las dificultades para la bancarización de la economía es la existencia de costos bancarios e impuestos que gravan los medios de pago alternativos a los billetes y monedas. Marx y el economista Juan Llach señalan, en este sentido, que el impuesto a los créditos y débitos bancarios es uno de los principales escollos.
Para Sturzenegger, la implementación de las operaciones digitales y móviles juega un rol clave en el proceso de reducción y eliminación del efectivo. "Hoy vivimos con un dispositivo en el bolsillo que es teléfono, supercomputadora o posnet. Debemos trabajar para lograr que la gente abra una cuenta bancaria desde su celular o que pueda enviar dinero a sus parientes en otros países sin tener que moverse de su casa", dijo el funcionario al asumir su cargo.
Marcelo Fondacaro, director comercial de la firma VeriTran, que ofrece servicios de banca digital y pagos móviles, sostiene que para poder llegar a un modelo de pagos electrónicos es importante que haya más utilización de la banca móvil.
Según datos de VeriTran, en la Argentina 5 millones de personas utilizan la banca por Internet y 1,5 millones emplean la banca móvil.
En los últimos dos años ha habido un crecimiento del 30% en el uso de banca digital y de un 100% en el caso de los pagos móviles. Para este año se espera que continúe el crecimiento, impulsado por el interés de los bancos que ofrecen estos productos a sus clientes.
Para Fondacaro los pagos móviles resultan atractivos porque permiten reducir sustancialmente los costos e incrementan la seguridad de las transacciones.
El avance digital
Carolina Palastro, responsable del área institucional del Banco Galicia, cuenta: "La banca digital ha crecido fuertemente en los últimos años, alcanzando en determinados segmentos una penetración que ronda el 90%. A este fenómeno se suma el crecimiento exponencial del uso de mobile. En el Banco Galicia aproximadamente el 85% de las consultas y operaciones se realizan en digital, y el 30% de los accesos ya se realizan a través de nuestra app".
En el Banco Santander Río se presenta una situación similar. Fernanda González, a cargo del área de canales digitales, explica que la banca por Internet cada vez crece más, aumentando particularmente el uso de mobile. "Hoy el 85% de nuestros clientes utiliza desktop y el 20% utiliza mobile. Del total de clientes que utilizan mobile, el 90% también emplean desktop para hacer sus transacciones", dice González.
Tanto en el Galicia como en el Santander Río sostienen que si bien el crecimiento de los pagos electrónicos ha aumentado en Argentina, aún queda mucho por avanzar. En especial en lo que respecta al uso de mobile.
El director de VeriTran considera que en Argentina las redes de pagos electrónicos no ocupan tantos espacios de negocios como en los países europeos. "En América latina no podemos hablar aún de eliminación del efectivo, pero sí de reducción de su uso", dice Fondacaro.
Formalizar la economía
Otro funcionario que se manifestó a favor de los medios de pago alternativos al billete fue el titular de la AFIP, Alberto Abad, quien instó recientemente a la ciudadanía a evitar el uso de efectivo, para no "alimentar la informalidad de la economía". El Gobierno busca un pacto fiscal con los contribuyentes, en el que se compromete a implementar una rebaja de impuestos a cambio de una reducción en el uso de los billetes.
Sturzenegger siguió esa línea cuando dijo que la bancarización es un objetivo deseable porque dificulta en gran medida la informalidad: "Una economía sin circulante es una economía donde la corrupción, la informalidad, la evasión impositiva y el narcotráfico ven su accionar dificultado".
De Pablo explica que aunque se eliminen todos los billetes y monedas, la actividad informal de alguna manera va a continuar. "El que vende productos robados no va a abrir una cuenta en el banco, seguramente empiece a cobrarlos en dólares o busque otra forma", dijo De Pablo.
Algunos especialistas alertan acerca de los riesgos que puede acarrear ir hacia una economía sin circulante. Roberto Cachanosky sostiene que el cambio implicaría aumentar el poder del Estado sobre el ciudadano. "Es exponer al contribuyente, tener control absoluto sobre él sin darle nada a cambio. Distinto es en Suecia, donde los servicios que brinda el Estado nada tienen que ver con el caso argentino."
Cachanosky cree que lo que resulta viable en Suecia o Dinamarca difícilmente pueda ser aplicado en la Argentina. "Son culturas diferentes. Suecia es un país en el que se están cerrando cárceles por falta de delincuentes, como para tener una idea", ejemplifica.
La conveniencia o no del uso de los billetes es hoy objeto de debate y algunos países ya están dando pasos para eliminarlos de sus economías. ¿Seguirá Argentina el mismo camino?
Fuente: La Nación, Argentina
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