España: la apuesta por el pago móvil aúpa el auge de las tarjetas a ritmos precrisis
29 de Julio, 2016 - España
Consumo, tasas en cajeros y la “guerra” por prestar impulsan la emisión. Se introdujeron 2,45 millones de unidades más en los bolsillos de los españoles en un año.
La actividad de medios de pagos está en plena efervescencia. Tras años sacando de la circulación millones de tarjetas, la banca retoma con fuertes bríos su acuñación. En poco más de un año las entidades han metido 2,45 millones de unidades nuevas en el bolsillo de los ciudadanos y en marzo el censo avanzaba a un ritmo del 3,89%, desconocido desde 2007, cuando nadie atisbaba el estallido de una crisis que literalmente ha eliminado 8,8 millones de plásticos del mercado.
Su extinción fue producto de la confluencia de fusiones que provocaron que el cliente pasase a tener varios plásticos del mismo banco, que hayan empezado a costar dinero salvo a usuarios vinculados y el menor perfil en su emisión del sector para evitarse impagos.
Todo eso quedó atrás y nunca hubo tantas tarjetas de crédito en la cartera de los españoles como hoy: 44,88 millones. Es preciso remontarse a 2008 para encontrar un parque similar (44,82 millones, según datos del Banco de España). Es verdad que los dispositivos a débito o con cargo directo a cuenta, los preferidos antaño por el consumidor, siguen lejos de su techo. Una década atrás rebasaban los 33 millones y quedan 25,23 millones, pero aun así crecen al 3,42%, el mayor auge desde el ejercicio 2001.
¿Qué mueve el cambio? "Está claro que la reactivación del consumo y la recuperación de la economía han influido. Sin embargo, también hay que destacar la clara apuesta de las entidades financieras por ofrecer a sus clientes aquellas soluciones más innovadoras que permitan hacer los pagos más seguros, ágiles y rápidos, y que se ajustan a sus nuevos hábitos de consumo", explica el director general de Mastercard en España, Ovidio Egido.
"Todo enseña que la revolución tecnológica en medios de pago, de verdad, ha empezado", apuntan a su vez en una entidad financiera. El mejor ejemplo es que Samsung haya elegido España para lanzar el pago a través del smartphone, adelantándose a Google o Apple. El servicio de la coreana, ya operativo en entidades como Caixabank, Abanca y Sabadell, llega porque es el país con mayor despliegue de la tecnología. Hay más terminales contactless que en EEUU, estando adaptados el 60 ó 70% de los datáfonos y más de un tercio de tarjetas.
Si bien aún no empuja de manera decisiva el pago directo con el terminal móvil, el fuerte desarrollo de la autopista que lo hará posible propulsa por sí sola el pago directo. Un informe de Visa revela que el contactless ha multiplicado el ejercicio de tirar de tarjeta, porque permite sufragar pequeños importes casi en cualquier sitio, algo antes impensable, y se está extendiendo el hábito para abonar comidas, cafés y hasta el taxi. En España, han incorporado este pago marcas como El Corte Inglés, Repsol, Carrefour, Caprabo, Ikea, Rodilla, McDonald's o Mercadona.
Pero no es el único motor en la extensión de su uso y emisión. La apuesta de la banca por mejorar su rentabilidad prestando más está empujando programas y ofertas con tarjetas que financian las compras. Hay "un auge en el negocio de las tarjetas revolving (financiación al consumo), negocio de alto rendimiento, y que durante la etapa de la crisis estuvo a unos niveles muy bajos", apunta Miguel Ángel Prieto, director de banca y seguros de Tecnocom. Un ejemplo es WiZink, filial de tarjetas de Värde Partners y Popular, que aspira, de hecho, a duplicar el valor en tres años maximizando sus oportunidades como especialista. Otro, Bankinter, que exonera a los titulares de sus tarjetas de crédito de los intereses en compras de hasta 500 euros.
El simple despliege de datáfonos en los comercios es clave. Con la desaparicición de empresas durante la crisis y las que decidieron retirarlos para ahorrase los costes de los equipos desapareció el 15% de la red -235.300 terminales- y acaba de marcar récord de capilaridad. "Muchas veces sales de casa con tarjeta y efectivo, porque no sabes si te la aceptarán o si te exigen un mínimo para aceptarla", de ahí que cuanto mayor es la aceptación más incentivas tenerla, refiere Verónica López, de Analistas Financieros Internacionales (Afi). "Todo lo que promueva el pago electrónico y reducir el efectivo bienvenido sea, porque su uso cuesta mucho dinero y no tenemos interiorizado ese coste, en cambio otros, como la emisión de tarjetas, sí", subraya, en alusión al gastos de manipulación, seguridad, etc, del cash.
Precisamente, otro inductor reciente es el cobro de comisiones a no clientes por extraer fondos de cajeros, que desalienta la visita al terminal e invita a pagar con el plástico. Aun así, queda mucho recorrido por delante. Apenas se abona el 13% del consumo con tarjeta, frente al 50% de otros mercados.
Fuente: El Economista, España
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