Aunque parezca que han estado siempre ahí, lo cierto es que las tarjetas de crédito -tal y como las entendemos en la actualidad- cuentan con apenas unos 70 años de vida. A lo largo de este tiempo, la innovación ha estado siempre presente en estos pequeños trozos de plástico, evolucionando desde las tarjetas con banda al chip y, de ahí, al pago sin contacto (NFC). 
 

Sin embargo, y pese a los avances acumulados en su corta historia, parece que la verdadera revolución en el mundo de los pagos comienza ahora, con la consolidación del comercio electrónico, el afianzamiento del móvil como dispositivo de pago o el auge del Internet de las Cosas y los wearables.
 

“El comercio electrónico fue el que abrió el camino a preguntarnos cómo iba a pagar la gente de forma usable, cómoda y segura en este nuevo entorno, en el que Internet rompía con la uniformidad de cajeros y puntos de venta que teníamos hasta entonces”, explica Ovidio Egido, director general de MasterCard para España. “Nuestro principal objetivo ahora es lograr replicar nuestra experiencia en el mundo físico en este nuevo entorno digital, creando una misma experiencia de uso para todos los consumidores, indistintamente del canal o el dispositivo de pago que quieran utilizar”.
 

Para ello, MasterCard está apostando por la simplificación de sus procesos de pago (Egido pone el ejemplo del “pequeño fracaso” de SecureCode, una tecnología de pago online muy segura pero poco usable y que recibirá una nueva actualización antes de 2017 para corregir este defecto) y la convergencia, de tal modo que el cliente experimente la misma facilidad de uso, seguridad y rapidez en cualquier momento y lugar.
 

Egido admite que los operadores tradicionales no han sido pioneros en esta revolución de los pagos digitales, pero sí que son “los mejor posicionados para dar el salto”. En ese sentido, MasterCard ya lleva tiempo trabajando en tecnologías revolucionarias para lograr la ansiada convergencia; desde su cartera digital MasterPass hasta wearables (como pulseras o anillos) con los que poder pagar cómodamente, pasando por sistemas de seguridad biométricos más sencillos y complejos de burlar que las actuales contraseñas, como pueden ser el reconocimiento facial o, incluso, el reconocimiento de los latidos del corazón de cada usuario.
 

Pero, sin duda, el teléfono móvil será el dispositivo de pago de nueva generación que experimentará una adopción más masiva. Egido pronostica que, de cara a 2020, el smartphone será ya un medio de pago generalizado en nuestra sociedad. “Se trata de un crecimiento exponencial si tenemos en cuenta que hasta hace muy pocos años ni tan siquiera había móviles capaces de realizar estas funciones”. Eso siempre que nos refiramos a pagos físicos (en tiendas o cajeros), ya que si hablamos de pagos online realizados desde dispositivos móviles, las tasas de crecimiento que vemos en la actualidad superan el 150%.
 

Fuente: El Mundo, España