Durante los últimos tres años, los altos ejecutivos de Visa a nivel mundial estuvieron mirando muy cerca los números de Colombia. Más allá de que la revista británica The Economist augurara una expansión promedio del PIB de 4,5% hasta 2017, y que las compras de los hogares colombianos, de acuerdo a la consultora Raddar, pasaran de 5,13% a 11,22% de 2010 a 2011, había una cifra que los desvelaba: el segmento Platinum, el de más altos ingresos dentro de su portafolio de productos, mostraba un crecimiento año a año de 50%.
 

Era la cereza que adornaba una operación exitosa, a la cual se hizo prioritario prestarle más atención. Por eso la compañía, líder mundial en el mercado de medios de pago, tomó una decisión trascendental para su operación: abrir nuevas oficinas en un mercado que mostraba un crecimiento constante en sus indicadores. “A nivel regional, Colombia hace parte de los tres grandes países prioritarios para Visa, en conjunto con Brasil y México”, comenta Ricardo Tafur, su director regional de Productos de Consumo para Segmento Afluente.
 

Esa estrategia, después de muchas especulaciones sobre un cambio de rumbo por cuenta de la desconfianza de los inversionistas mundiales, se concretó en el segundo trimestre del año. Tan pronto inauguró sus nuevas instalaciones en Bogotá, la compañía se dedicó tiempo completo a consolidar una de sus estrategias más ambiciosas para crear un espacio en el cual sus clientes objetivo, además de sentirse a gusto, fueran seducidos.
 

Se trata de Casa Visa Infinite, una alianza con firmas de lujo como la cadena hotelera JW Marriot, las firmas de moda Ermenegildo Zegna, Carolina Herrera y Michael Kors, o las fabricantes de autos Ferrari y Prosche, en donde los altos ejecutivos encuentran un espacio reservado provisto de los últimos diseños de temporada, obras de arte de Fernando Botero y Alejandro Obregón, joyas exclusivas o servicios reservados de compañías como Cine Colombia. “Se trata de 11 días con 11 experiencias diferentes”, explica Humberto Guihurt, director de Visa para Colombia.
 

Las cifras de la compañía muestran que, solo en Colombia, ese tipo de clientes generó el año pasado un volumen de pagos de US$1.347 millones. Sus números están acordes con el comportamiento del mercado, pues, según Fenalco, el mercado de lujo creció a una tasa consolidada de 30% entre 2007 y 2012. Y es aún más diciente señalar que sus actores pertenecen al 2% de la población colombiana.
 

“Hablamos de personas con una capacidad de endeudamiento mínima, por línea de crédito, de $40 millones. Su estilo de vida asociado a ciudadano del mundo; por consiguiente, no viaja por trabajo ni por placer sino porque es parte de su día a día”, comenta Tafur, e indica que, generalmente, está compuesto por ejecutivos de 55 años que conforman hogares de doble ingreso y tienen una carrera profesional consolidada.
 

Ese modelo, que muy pronto se exportará a otros países de la región, no es el único frente en el que la compañía se centrará. Porque los ejecutivos de Visa son también conscientes de dos características del mercado colombiano: el 90% de las operaciones realizadas con tarjeta débito en el país se ejecutan en un cajero automático, y consisten en retiro de efectivo; asimismo, un reciente estudio de la firma española Tecnocom reveló que el 50% de la población está demandando una mayor cobertura de los medios de pago electrónicos.
 

“Colombia se ha convertido en un país ancla en el crecimiento de la economía y de los portafolios. Nuestra intención en el corto plazo es crear más y mejores productos, expandir el alcance de Visa net (nuestra red de procesamiento de operaciones) y ayudar a la formalización de la economía”, apunta Guihurt. El año pasado, solo por operaciones de débito en el país, la compañía proceso operaciones por US$3.174 millones, las cuales representaron un crecimiento de 23% frente los datos registrados en 2011.
 

La nueva etapa de trabajo de Visa en el sector masivo se concentrará, especialmente, en el segmento de las pequeñas y medianas empresas, donde las operaciones en efectivo abarcan el 75% de las transacciones totales. De acuerdo a Tafur, ellas serán el objetivo de una nueva filosofía: “Nuestros estudios indican que quienes utilizan efectivo tienden a gastar más que quienes emplean medios de pago electrónicos”.
 

Fuente: El Espectador, Colombia