En la catedral de Upsala (Suecia) ya no se pasa solo el cepillo con una cesta. Los feligreses también pueden hacer donaciones con tarjeta de crédito. Y no es una excepción. Muchas iglesias suecas tienen ya terminales POS para aquellos parroquianos alérgicos al efectivo.
El país nórdico ha sido pionero en arrumbar el dinero en metálico. De hecho, una de las grandes estrellas suecas –Bjorn Ulvaeus, fundador de Abba– ha hecho bandera de esta causa y en el museo de la mítica banda de pop, en Estocolmo, está prohibido pagar con billetes o monedas.
No solo en iglesias y museos... también hay muchas tiendas de Suecia, Noruega o Reino Unido en las que ya no se acepta efectivo. ¿Por qué? Porque la gestión del dinero en metálico es más cara (el traslado, reposición y almacenamiento de billetes implica gastos) y porque con los pagos electrónicos se mejora la trazabilidad del dinero y se combate la economía sumergida y el crimen organizado. La ética nórdica, muy sensible hacia estos asuntos, está haciendo que cada vez esté peor visto utilizar billetes para pagar.
De acuerdo con el último informe sobre el uso del efectivo elaborado por el banco británico HSBC, desde 2009 el dinero metálico en circulación ha caído un 44%, y ya hay varios países desarrollados donde el volumen de los pagos electrónicos es mayor al que se realiza con billetes.
El grupo financiero calcula que, tan solo en Estados Unidos, la gestión del dinero en efectivo representa un coste anual de unos 200.000 millones de dólares, sumando los robos en bancos, hogares y empresas, la reposición y mantenimiento de los cajeros automáticos, el transporte en furgones blindados, la acuñación de monedas y los menores ingresos fiscales por pagos en negro...
Varios factores explican la tendencia que está llevando a sustituir el dinero en efectivo:
El primero, la apuesta de los poderes públicos por limitar los pagos en metálico para combatir la economía sumergida. En España, el Gobierno prohibió hacer abonos en efectivo de más de 2.500 euros a partir de 2012. Este año tiene previsto bajar ese importe a tan solo 1.000 euros.
Además, el consejo del BCE ha aprobado dejar de producir billetes de 500 euros, con lo que, a medida que se vayan deteriorando los que están en circulación, irán desapareciendo. España era el país de la Unión Europea donde más billetes morados había en circulación, un síntoma claro de pagos con dinero negro.
La tendencia no se limita a países desarrollados. En India, su primer ministro, Narendra Modi, anunció el año pasado que retiraría de la circulación los billetes de mayor denominación, como una medida excepcional para luchar contra la evasión fiscal.
El segundo factor que está haciendo florecer los pagos que no son en efectivo es el desarrollo de nuevos sistemas de pagos electrónicos. Si hace 10 años el 90% de estas transacciones se hacían con tarjetas de crédito y débito, y con transferencias bancarias, ahora han surgido múltiples iniciativas que permiten hacer abonos, desde PayPal a las monedas virtuales como Bitcoin, pasando por los sistemas de pagos con el móvil (como Bizum o Twyp).
Estas dos aplicaciones -la primera lanzada por el conjunto de la banca española, y la segunda, por ING Direct- acumulan en total 850.000 usuarios, que pueden realizar entre sí pequeños pagos utilizando únicamente su teléfono móvil.
Estas aplicaciones, poco a poco van ganando adeptos, por su comodidad para realizar ajustes de cuentas en grupos de amigos. Pero además, se van sofisticando. La semana pasada BBVA incluyó la posibilidad de que sus clientes utilizar el servicio de pagos de Bizum, a través de aplicaciones de mensajería, como la popular WhatsApp.
CaixaBank, por su parte, ha incluido la posibilidad de realizar una orden de pago a través de la voz. Con el asistente personal de los móviles de Apple (el famoso Siri, de los iPhone), el usuario puede pedirle que se haga un traspaso de dinero, que se ejecutará a través del teléfono.
Por su parte, ING Direct, que fue pionero en el lanzamiento de pagos entre móviles, con Twyp, ha dado una vuelta de tuerca a la aplicación, al permitir usar el teléfono para retirar dinero en efectivo en gasolineras y comercios, lo que hace cada vez menos necesarios los cajeros automáticos.
Todas estas iniciativas están contribuyendo a que los españoles vayan desterrando poco a poco el dinero en metálico. Las cifras de uso de dinero electrónico no dejan de crecer. Este año, por primera vez en la historia, el volumen de pagos con tarjeta superó al de retirada de efectivo en cajeros, según el Banco de España.
Esta mayor predominancia de las tarjetas de crédito frente a los cajeros tiene varias explicaciones. En primer lugar, la reestructuración del sector bancario español ha provocado el cierre de muchas oficinas, con lo que se ha dificultado la retirada de efectivo. Además, la guerra de los cajeros, durante la cual se generalizó el cobro de comisiones por retirada de efectivo a clientes que no pertenecieran al banco propietario del cajero, ha hecho que los particulares recurran menos al dinero en metálico.
Por último, después de los años más duros de recesión, cuando cayó con fuerza el número de tarjetas de crédito y débito, ahora se ha vuelto a generalizar este medio de pago.
Fuente: Cinco Días, España
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