El traspaso hacia el pago electrónico empieza a ser cada vez más real. De hecho, los analistas creen que se va a incrementar en los próximos años, ofreciendo así oportunidades en formas insospechadas.
Desde que el patrón oro claudicara tras la Segunda Guerra Mundial y que, en 1971, el presidente de Estados Unidos, Richard Nixon, diese carpetazo al sistema monetario post Breton Woods, al abandonar la convertibilidad del dólar en oro, el papel moneda ha disfrutado de casi medio siglo de reinado. Su aceptación por todos los establecimientos comerciales, unido a su capacidad para abonar el pago de impuestos, no han hecho sino reafirmar su importancia, aunque en los últimos tiempos son cada vez más los nubarrones que se ciernen sobre él.
Además del avance de las criptodivisas como el bitcoin, cada vez ganan más fuerza las voces que claman por la desmonetización o la retirada del dinero en efectivo en circulación. Justo en este año cuando, precisamente, se cumple el 50 aniversario de la instalación del primer cajero automático en el mundo, el dinero en efectivo podría ver peligrar su existencia.
A finales del año pasado, en la India se retiraron los billetes de 500 y 1.000 rupias -equivalentes a 7 y 14 euros-, que suponían el 86 por ciento del dinero en circulación, el BCE anunció que retirará los billetes de 500 euros progresivamente y destacados académicos como el profesor de la Universidad de Harvard, Kenneth Rogoff, abogan por eliminar, o bien el dinero en efectivo en su totalidad, o, al menos, aquellos billetes de mayor denominación.
El motivo, explican, es que el dinero en efectivo no deja huella y que, especialmente en aquellos casos en los de billetes de mayor denominación, es usado para realizar actividades ilícitas como narcotráfico o contrabando de armas al margen del control de las autoridades. Además, los defensores de la desmonetización también argumentan que el dinero en efectivo permite sortear el control del fisco y ser un foco de evasión fiscal. De hecho, Rogoff cifra en 700.000 millones de dólares el dinero que deja de ingresar el Tesoro estadounidense cada año como consecuencia de la evasión fiscal.
En su lugar, los partidarios de la retirada del dinero en circulación abogan por dar mayor relevancia a las transacciones realizadas mediante sustitutivos monetarios, como puede ser el pago a través de cheques o mediante transferencias bancarias.
Con todo, el camino no se encuentra allanado, ya que existen fuertes intereses para mantener el dinero en efectivo. Uno de ellos es el señoreaje. La capacidad que tienen los Estados para financiarse de manera prácticamente gratuita con la emisión de moneda y que quedaría en peligro con este proceso.
Las empresas más beneficiadas
Sea como sea, cada vez más analistas afirman que el efectivo está siendo remplazado por los pagos electrónicos. Kames Capital así lo cree y pone como ejemplo a Escandinavia, "donde se están planteando acabar definitivamente con el papel moneda", aseguran. E igual opina David Dudding, uno de los profesionales de Columbia Threadneedle con más experiencia: "La gente va a seguir con ese trasvase de efectivo a pago electrónico y Visa y Mastercard, por ejemplo, parten con ventaja al estar invirtiendo muy bien en nuevas tecnologías".
De hecho, desde esta última gestora esperan que ambas firmas dupliquen su precio en bolsa en los próximos cinco años, aunque vayan a tener más competencia. "La mayoría de la gente que usa el pago con teléfonos móviles lo hace a través de estas empresas, que se benefician de las compras por Internet y con smartphones, que cada vez son más abundantes", afirma Dudding.
En este sentido, para Ryan Smith, responsable de análisis ESG en Kames y cogestor del fondo Kames Global Sustainable Equity, este cambio hacia un mundo sin efectivo ofrece atractivas oportunidades de inversión fuera de Visa y Mastercard. El gestor identifica algunos de los valores que más se están beneficiando de esta tendencia, entre los que se encuentran Vantiv, Tencent o incluso Alphabet.
La primera de ellas, que cotiza en EEUU, "está expuesta a toda la cadena de valor de los pagos electrónicos", afirma Smith. Sus servicios abarcan todo el proceso de las transacciones, desde que se usa la tarjeta para pagar en una tienda hasta la comunicación con el banco. La china Tencent, por su parte, posee la segunda red de pagos en línea más grande del país, TenPay. Por último, destaca Alphabet, cuyo servicio de pagos entre usuarios (P2P), Google Wallet, permite enviar o recibir dinero desde el móvil o el ordenador sin ningún coste.
Fuente: El Economista, España
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