El reto de Mastercard, hacer de la venta contextual una realidad
25 de Septiembre, 2017 - Internacional
La compañía busca ofrecer una experiencia de pago cómoda, rápida y segura allá donde el consumidor esté y en el dispositivo que sea más natural en cada caso.
Imaginémonos un día cualquiera, de una persona cualquiera en una ciudad cualquiera. A las siete de la mañana suena el despertador que da la bienvenida a la mañana.
Tras la ducha de rigor, va a la nevera para prepararse su desayuno. No hay leche, pero la pide online directamente desde su nevera conectada. Coge el transporte público para ir a trabajar y lo paga con su smartphone. Llega a la oficina y aprovecha algún descanso para comprar algo de ropa en Internet y las entradas para el espectáculo que verá ese fin de semana. La comida la paga en un bar cercano con una tarjeta de toda la vida, pero sin tener que introducirla en el lector ni teclear ningún PIN. Al volver a casa, decide pasarse por un supermercado para comprar algo de comida fresca, que paga con la tarjeta de ese mismo establecimiento que lleva en la misma app móvil donde están sus tarjetas bancarias. Redondea el día saliendo a hacer running y, a la vuelta, se hace con una bebida isotónica que paga con su pulsera Fitbit.
Este escenario estereotipado no es más que un reflejo de cómo los pagos son omnipresentes en nuestros tiempos pero, además, de cómo la dependencia del efectivo y la tarjeta de plástico ha ido dejando lugar a otro paradigma donde los consumidores escogen el modo más natural posible de pagar en cada situación concreta. Ya sea en casa, por Internet o en establecimientos físicos: el abanico de alternativas es tan amplio que la omnicanalidad y la experiencia de uso común a todos los entornos se consolidan como las claves de futuro para el sector.
Justo en eso trabajan desde Mastercard, compañía que ha situado el pago contextual como su máxima prioridad. “Estamos asistiendo a una tendencia hacia el pago contextual, hacia el uso del medio de pago embebido en el dispositivo que se utilice en cada situación específica, llevando la experiencia de pago a cada entorno concreto”, explica Paloma Real, directora de Innovación de Mastercard. “Disponemos de una plataforma que permite tokenizar las tarjetas de crédito en toda clase de dispositivos, desde las casas inteligentes -como electrodomésticos- hasta joyas y todo tipo de wearables. Vamos a embeber el pago en todos los dispositivos que usamos en nuestro día a día, lo cual llevará a una convergencia de los pagos”.
Lo más inmediato en este camino hacia la omnicanalidad es la creciente madurez de los pagos móviles.
A pesar de que recientes estudios estiman que menos de 2 de cada 10 españoles han hecho uso de esta tecnología, Real se muestra claramente optimista. “Estamos subiendo la ola del pago móvil, pero de forma consistente. 2016 fue el año de su consolidación, con el lanzamiento de las carteras de los bancos y la llegada de los gigantes digitales en nuestro país”, añade la experta, en referencia al lanzamiento de Apple Pay, Samsung Pay o Android Pay. Detrás de todas estas aplicaciones está Mastercard, convertida en estándar de comunicaciones y del flujo de transacciones entre los distintos agentes del sector. “Se reconocer cuando un pilar llega para quedarse y Apple Pay fue el que sentó las bases, el que aceleró este mercado”, añade la directiva de la casa de los dos círculos.
¿Qué falta pues para que se dispare la adopción del pago móvil? Según Paloma Real, la esencia de la fórmula secreta está en la concienciación y la repetición. “La curva de aprendizaje de cualquier nuevo medio de pago es lenta, es un tema muy sensible. Todo lo demás ya está: los estándares, la infraestructura... Lo que falta es acelerar su adopción por medio de la educación y la contaminación: cuando se comienza a usar y se ve que funciona, que es fiable, acaba por crecer de forma exponencial”.
Exactamente lo mismo que ha sucedido con la expansión de las tarjetas NFC: “La revolución del sin contacto ha sucedido en apenas tres años. En ese tiempo hemos conseguido actualizar todo el parque y que todos los bancos emitan sus plásticos con NFC y lancen sus carteras digitales”.
Para muestra un botón: según los datos que podemos adelantar del barómetro que Mastercard presentará este otoño, el uso de las tarjetas contactless se ha disparado pero se mantienen los ratios de desconfianza provocados por la desinformación y las barreras culturales, especialmente de las generaciones de mayor edad. “El pago móvil todavía no es maduro, pero estamos viviendo este mismo proceso. En unos cuatro o cinco años, el pago móvil será igualmente comprendido y asimilado por los consumidores, acompañado por un cambio poblacional”.
Y del pago físico nos trasladamos al pago online, donde también se está reproduciendo ese proceso de convergencia y en el que la plataforma Masterpass (ya disponible con Caixabank, Abanca y Euro6000; con dos bancos más entrando antes de 2018) quiere convertirse en el punto en común para toda la experiencia de compra en la Red. Así pues, la apuesta de Mastercard no va dirigida únicamente hacia los e-commerce sino también a embeber su solución en toda clase de apps de terceros (especialmente de mensajería, como Facebook Messenger, pero también en chatbots conversacionales guiados por inteligencia artificial) y de servicios digitales para que el consumidor no tenga que introducir sus datos de la tarjeta de crédito cada vez que quiere pagar algo desde su ordenador o desde el móvil.
“Ofrecemos Masterpass como una forma de llevar el pago directamente a la app de cualquier comercio electrónico y también para el traspaso de dinero entre particulares con una experiencia común en todos los dispositivos, con la misma o más seguridad que si pagamos con la tarjeta de toda la vida”.
Seguridad y regulación, claves
Suele decirse que la tecnología siempre va un paso por delante del público y a dos de la regulación. Pero, en el caso de los pagos digitales, parece que por una vez la normativa podría convertirse en un aliado de la innovación y no en un freno.
Hablamos de la controvertida PSD2, una regulación que entrará en vigor el próximo año, y que en palabras de Paloma Real será “un tsunami para la banca, un cambio importante para la industria financiera que además viene acompañado de un calendario exigente. Pero creemos que la adopción del nuevos medios de pago podría verse impulsada por la PSD2, obligando a la banca a transformar su negocio, a abrirse a nuevos competidores y a aumentar el abanico de servicios que pueden ofrecer a sus clientes”.
Un catalizador esencial de la transformación que está viviendo esta industria y que no podría darse sin la connivencia de otro componente esencial: la seguridad. “Estamos apostando por la seguridad biométrica, incluyendo diferentes formas de identificación que van desde el iris hasta los latidos del corazón, pasando por la huella dactilar o un selfie. Pero también seguridad en la parte de atrás, detectando el fraude en base a inteligencia artificial y la analítica de patrones de los usuarios”.
Fuente: El Mundo, España
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