La recuperación del consumo en España permite poner en circulación casi 11 millones de tarjetas extras desde 2014. Su censo rebasa ya los 78 millones.
Los españoles son tozudos en costumbres: 87 de cada 100 compras en tiendas se abonan en efectivo, tal y como puso en evidencia el BCE en un inédito informe reciente que baja dicho ratio al 79% en el promedio en la eurozona. Pero la banca es tenaz en el empeño de modificar hábitos, sobre todo cuando entra en juego una preciada fuente de ingresos, y ha puesto máximo empeño en desarrollar los medios de pago. Nunca antes hubo tantas tarjetas de crédito y débito en el bolsillo de los ciudadanos -su censo rozó los 78,47 millones el pasado mes de septiembre- ni tantos terminales instalados en comercios para aceptar los pagos.
Cuando venían peor dadas y un cliente con tarjeta de crédito podía ser un riesgo de quebranto porque son financiaciones sin garantía a revender en caso de impago, las entidades aparcaron la tradición de enviar ‘plásticos’ gratis, incluso sin solicitar, y se afanaron en retirarlos. Era 2008 y hasta bien entrado 2013 desaparecieron casi nueve millones de unidades de la circulación. Muchas también ante el repudio de clientes que tropezaban con incómodas cuotas de mantenimiento en dispositivos no solicitados y carentes de uso.
La mejora de la economía, el auge del consumo y, sobre todo, que se disolviese el temor a los morosos abren de par en par la que ya se puede firmar como la mejor etapa para el mundo de los medios de pago. Las entidades han acuñado más de 10,8 millones de nuevos 'plásticos' desde aquella criba y han sido capaces de colar un promedio de 2,05 tarjetas en las carteras de los españoles mayores de edad (unos 38,18 millones de los de 46,53 millones de ciudadanos censados cuentan con 18 años cumplidos, según datos del INE).
Relojes, smatphones, anillos... todo vale para pagar
La máquina es febril: a los tradicionales dispositivos de plástico, se han sumado smartphones, pulseras, anillos.., y hasta relojes deportivos. Casi todo sirve si soporta el chip que sirve para pagar. Y se da el clima perfecto para empujar su uso ante el ideal caldo de las compras online en búsquedas de gangas. Algo que explica que el parque de terminales lectores de tarjetas o POS’s rebase los 1,74 millones a finales de septiembre, crezca a ritmos del 6% interanual. Ha sumado más de 421.990 equipos desde el peor momento de la recesión, cuando el cerrojazo de negocios en quiebra y cierta picaresca en comercios para evitar las comisiones bancarias por su utilización o para ocultar facturación, se llevó por delante un 15% de los terminales.
Una gran baza para ganar el pulso al 'cash' se juega con la introducción del pago con tarjeta sin contacto 'contactless' en el transporte, algo incipiente en España pero que en Reino Unido marcó un antes y un después en la tarea de desacostumbrar al ciudadano a tirar de metálico. Pero también parece estar ayudando la ruptura de las viejas reglas en cajeros automáticos, con el cobro de comisiones a los clientes de otras entidades.
El 'G5' de la banca ingresa un 7% más por comisiones pese a los tipos cero
Por pereza para darse el paseo hasta un cajero ‘amigo’ o conveniencia, la industria firmó en 2016 un hito: los abonos en comercios con 'dinero de plástico' superaron al dinero directamente extraído del cajero por vez primera en la historia -no implica que supere a las compras porque el metálico se utiliza de forma constante para distintas trasacciones-.
La tendencia se ha acentuado. En los primeros nueve meses del año, los españoles pagaron directamente con tarjetas transacciones valoradas en 99.250 millones de euros, cuantía que excede en un 9,49% el dinero extraído en los terminales -el pasado año lo rebasó en un 4,93%- según revelan las últimas estadísticas del Banco de España.
Se continúa visitando el terminal y se aprovecha cada paseo para extraer una reserva mayor. El número de transacciones en cajeros subió un 0,71% interanual y el 2,65% las cuantías extraídas, pero triunfa de lejos el abono directo, con aumentos del 12%. Detrás de las tendencias se esconde el hecho de que es la penúltima tecla que toca la banca para empujar los ingresos, con programas de fidelización que abonan el pago con tarjeta a cambio de eximir al cliente de unas comisiones que sí recauda al comercio cada vez que acepta el 'plástico'.
Fuente: Lainformacion.com
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