La especulación recurrente, ya con algunos hechos fehacientes que anticipan otros, sobre si Amazon decidirá lanzar su banco a menudo me recuerda aquel famoso libro titulado “Barbarians at the Gate”, que por elocuente, no traduciré. Esto piensa gran parte de la industria financiera, y no sin razón. ¿Pero qué representa y/o ofrecerá de nuevo el gigante de Seattle al sector, una amenaza, o una oportunidad? Que no querrá ser un banco tal cual los entendemos parece previsible, por complejo, hasta por aburrido, pero picoteando en los servicios financieros, ¿le vemos? Sin duda.
El Banco de Amazon, tomémonos de momento la licencia de así nombrarlo, aparece hoy como un reto enorme que, aunque se encuentra todavía actuando algo de incógnito, no por esto resulta menos inquietante. Implica, implicará, un cierto cambio de paradigma en los cánones clásicos de cómo ha venido funcionando la banca desde hace décadas, y con qué objetivos. Su impacto será a buen seguro mayor que el arribo de los neobancos o las propias fintechs, los primeros vistos a menudo como marcas blancas de los bancos tradicionales, y las segundas como cooperadoras necesarias del nuevo escenario financiero. No, Amazon no es un complemento dinamizador, posiblemente viene con un martillo neumático a poner patas arriba los cimientos de esta industria desde que los Medici decidieron empezar a operar en la Florencia del siglo XV.
Los bancos tienen gran capacidad de escalamiento, pero no velocidad, las fintechs, en cambio, tienen la velocidad, pero no la escalabilidad, pero Amazon cuenta con ambas virtudes, lo que lo convierte en un player bien musculoso. Aunque no se trata del único caso de tecnológica metida a ser banco, sí es el que más ruido ha generado, no en vano ya ha lanzado las primeras iniciativas en países como la India o en el caso de Latinoamérica en México.
Existe en todo caso una diferencia tremenda; así como para un banco tradicional productos como créditos representan el fin de su negocio, para Amazon son solo un medio; el gigante de Seattle tan solo pretende facilitarlos para generar más negocio sobre su plataforma, de ahí que su aproximación en márgenes pueda ser irrisoria, empujándolos a la abaja; es decir, la compañía no pretende hacer dinero con el margen del crédito, sino generar más volumen de negocio sobre su negocio tradicional, dando facilidades para su concesión. El cambio es pues paradigmático y se percibe con cierto temor en estos momentos, pues lo rodea todavía un halo de ambigüedad que magnifica esa incertidumbre, un estado que casa muy mal con un negocio tan conservador como la banca, y más en América Latina.
El banco tiene la sensación, y en algunos países son hechos, que Amazon está coqueteando con sus clientes, y lo peor es que a éstos parece que les gusta. Amazon lleva muchos años reingeniando y reimaginando cómo debe ser una óptima relación con el cliente, basada en la frecuencia, la conveniencia, y la búsqueda permanente del factor guau, es decir, del aspecto emocional. El banco tiene ante si tres opciones, tres escenarios que marcaran su nuevo punto de partida, del que devengan tres tipos de relaciones posible con Amazon; La 1ª, ganar…como Amazon; ningún banco será ‘el Amazon de las finanzas’, pero algunos pueden emular su éxito; la 2ª, ganar…con Amazon, es decir, crear productos o servicios que puedan ser distribuidos a través de su plataforma, creando valor conjunto para el usuario final; y la 3ª, perder, un escenario de consecuencias fatales, simplemente por dejar de ser relevante para su cliente.
A medida que Amazon vaya incorporando elementos su oferta llegará un momento que el cliente se preguntará, ¿y por qué no también mis finanzas? Si el cliente ve que Amazon le reconoce y le ofrece contenido relevante a partir de ofertas personalizadas a sus gustos y necesidades simplemente dejándose conocer, es decir, facilitándole datos sobre sus gustos y preferencias, la misma reflexión aplicada a las finanzas es inmediata, un “one-click”, parafraseando a Amazon. Y parafraseando también nuestro ultimo latiguillo publicitario, ‘Banco, ¿no le ha dicho nada a su cliente todavía hoy? Amazon sí’. Ahí está el quid, en volver a susurrarle cosas relevantes al oído de su cliente. Siempre hay una 2ª oportunidad.
noticias reLACIONADAS
Los wearables abren una nueva era en el mundo de las notificaciones
8 de Abril, 2015 - Perú
Regresa a Ciudad de México el evento Fintech más importante de América Latina
9 de Junio, 2016 - Perú
Redeban crece exponencialmente su servicio de notificaciones de la mano de Latinia
17 de Marzo, 2014 - Perú
El software de Latinia, presente en el primer banco de 5 países de América Latina