La banca española trabaja en su primer producto común de pagos desde que el pasado febrero Competencia aprobó la fusión de sus tres sistemas de redes –Euro 6000, Servired y 4B– y sus más de 52.000 cajeros automáticos en una única sociedad. Los grupos financieros miembros de esa alianza, que incluye a casi todas las entidades que operan en el país, preparan una nueva tarjeta de pago propia que competirá con las actuales marcas dominantes, Visa y Mastercard. La emisión comercial de estas tarjetas, según ha podido saber ABC, no está prevista hasta septiembre de 2019.

 

«Es un proceso técnico farragoso», justifican las fuentes financieras consultadas. El consejo de administración de la nueva sociedad en que se han integrado Euro 6000, Servired y 4B, llamada Sistema de Tarjetas y Medios de Pagos a falta de que se le ponga una marca comercial y en la que están representados el Santander, BBVA, Caixabank, Bankia, el Sabadell, Kutxabank, Unicaja, Ibercaja y Banco de Crédito Cooperativo, trabajan ahora mismo en el plan estratégico de la compañía y, en concreto, en las acciones de despliegue de esa fusión, cuyo primer producto en ver la luz será esa tarjeta única con sello español.

 

Aunque cada entidad tendrá libertad a la hora de aplicar su política comercial, la emisión de una tarjeta común y con marca propia por parte de la banca española le permitirá ahorrar los costes que aplican actualmente los operadores internacionales, básicamente Visa y Mastercard, y que en el sector cifran en unos 60 millones de euros. Y, además, otorgará a las entidades financieras del país gran capacidad de negociación frente a esas compañías a la hora de permitir usar esos plásticos en el extranjero.

 

Esas sinergias se antojan fundamentales a la vista del crecimiento del uso de las tarjetas de débito y crédito en nuestro país. Al cierre del año pasado, según datos del Banco de España, había en circulación 79,28 millones de plásticos, máximo histórico tras crecer a un ritmo de unos cinco millones de tarjetas al año en los últimos dos ejercicios. Además, el importe de las operaciones pagadas con tarjeta, que se había estancado en torno a los 100.000 millones de euros, ha alcanzado ya los 125.000 millones.

 

La fusión de las redes de cajeros españolas ya supuso alinearse con Francia, Alemania y Portugal, países que tienen desde hace años redes comunes de pagos. El proyecto de emisión de una tarjeta común, además, es vista con buenos ojos por parte del Banco Central Europeo (BCE), que aspira a que la banca europea construya una red integrada y estandarizada de pagos con tarjetas y electrónicos.

 

 

Fuente: ABC