Se trata de Sylon Capital y Alto Azareo, que operarán como instituciones de fondos de pago electrónico (IFPE), y Grupo Quindalo y Ucombi, que lo harán como instituciones de financiamiento colectivo (IFC).
 

Estas autorizaciones se suman a las 51 que ya había concedido la CNBV desde la entrada en vigor de la Ley Fintech en 2018, con lo que el universo regulado se compone de 55 ITF, de las cuales 34 son IFPE y 21 son IFC.
 

Entre las fintech mexicanas de pagos más destacadas se encuentran Clip, Kueski Pay, Conekta, Openpay y Billpocket. Estas empresas han logrado captar la atención de los consumidores y comerciantes que buscan alternativas más ágiles, seguras y económicas para realizar transacciones financieras.
 

El mercado de pagos digitales en México tiene un gran potencial de crecimiento, impulsado por factores como el aumento de la penetración de internet, los dispositivos móviles, la baja bancarización de la población, el desarrollo del comercio electrónico y la innovación tecnológica. 

 

Según un reporte de Statista, se espera que el valor del mercado de pagos digitales en México alcance los 94 mil millones de dólares en 2023, con una tasa anual compuesta (CAGR) del 13.4% entre 2020 y 2023.

Las Fintech mexicanas de pagos tienen el reto de ofrecer soluciones que se adapten a las necesidades y preferencias de los usuarios, así como de cumplir con la regulación vigente y los estándares de seguridad y calidad. Asimismo, deben enfrentar la competencia de otros actores del sector financiero tradicional y digital, como bancos, operadoras móviles y gigantes tecnológicos.
 

El futuro de las Fintech mexicanas de pagos dependerá de su capacidad para innovar, diferenciarse y generar confianza entre los consumidores y comerciantes. También será clave establecer alianzas estratégicas con otros actores del ecosistema Fintech y financiero para ampliar su alcance y ofrecer servicios más integrales y personalizados.