La medida busca reducir la complejidad regulatoria y fomentar el crecimiento económico, simplificando el marco de supervisión financiera del país.
 

El PSR, encargado de supervisar sistemas de pago como Mastercard y transferencias bancarias, ha desempeñado un papel clave en la lucha contra fraudes, tarifas excesivas y falta de competencia en el sector. Sin embargo, el gobierno argumenta que la coexistencia de tres organismos –la FCA, la Autoridad de Regulación Prudencial del Banco de Inglaterra (Prudential Regulatory Authority - PRA) y el PSR– ha generado obstáculos innecesarios para las empresas.
 

Con esta reforma, la FCA asumirá las competencias del PSR, proporcionando un único punto de contacto para las compañías del sector y reduciendo costos regulatorios, especialmente para las pequeñas y medianas empresas en expansión.

El primer ministro Keir Starmer calificó la medida como "un nuevo paso en nuestros esfuerzos por reactivar el crecimiento económico". La decisión se enmarca en una estrategia más amplia liderada por la ministra de Finanzas, Rachel Reeves, quien ha instado a los reguladores a adoptar políticas que eviten cargas excesivas para las empresas.
 

Reeves ha criticado el sistema regulatorio actual por ser "tan oneroso que frena la innovación, la inversión y el crecimiento". Su enfoque ha llevado incluso a la destitución del presidente de la Autoridad de Mercados y Competencia del Reino Unido, tras desacuerdos sobre cómo agilizar la economía del país.
 

Con esta reforma, el gobierno británico busca equilibrar la supervisión con el dinamismo necesario para fortalecer el ecosistema financiero y de pagos.