Con más de 10.800 millones de tarjetas EMV en circulación y una adopción del 72% a nivel mundial, este estándar se consolida como el principal impulsor de transacciones seguras tanto físicas como digitales.
 

América Latina y el Caribe destacan con un 92% de adopción en terminales de pago, impulsada por inversiones en infraestructura y la migración acelerada hacia plataformas digitales. Países como Brasil y Argentina reportan niveles de uso superiores al 90%, consolidando a la región como una de las más avanzadas fuera de Europa.
 

A nivel mundial, Europa lidera con una adopción del 97%, seguida por Canadá (100%) y Estados Unidos (92%), que experimentó un salto significativo desde apenas el 10% en 2015. En paralelo, Asia-Pacífico emite el 40% de las tarjetas EMV, con China e India al frente de la expansión. África y Medio Oriente avanzan sostenidamente, alcanzando un 72% de adopción en 2023.

Uno de los motores clave de esta transformación ha sido el auge de los pagos sin contacto, que ya representan el 57% de las transacciones globales con tarjeta. América Latina también ha integrado esta modalidad, especialmente en el transporte urbano y retail, gracias a terminales compatibles y tarjetas de doble interfaz. Este formato reduce los tiempos de transacción y mejora la experiencia del usuario en entornos de alto flujo.
 

El impacto de EMV en la seguridad es contundente: en Estados Unidos, el fraude en transacciones presenciales cayó un 87% desde su implementación. A nivel global, las pérdidas por fraude se redujeron un 31% entre 2015 y 2023.