Las autoridades chinas pelean por crear una serie de límites, pero puede que al tratar de imponer el orden, los reguladores apoyen más que acabar con las finanzas online.
El grupo de comercio electrónico Alibaba y la compañía de medios de comunicación sociales Tencent han creado un desafío cada vez más potente para los bancos estrictamente controlados en China. La oferta básica son los pagos. Los pagos online a terceros en el mercado China tienen actualmente un valor de 5,4 billones de yuanes (unos 625.000 millones de euros) y se espera que la cifra sea más del doble en los próximos cuatro años, según iResearch.
El brazo de pagos de Alibaba, Alipay, domina más de la mitad de este mercado con 300 millones de usuarios. Al procesar miles de millones de transacciones cada año ha acumulado un tesoro formando parte de los hábitos de consumo online de sus usuarios.
El área de crecimiento reciente es la inversión. Son una pequeña porción del sector financiero de China, pero los fondos de inversión del mercado monetario distribuidos online son cada vez más populares. Según Barclays, representan menos del 1% de los alrededor de 100 billones de yuanes en poder de los depósitos bancarios a finales de 2013, pero sus activos han aumentado de media 93 millones de yuanes al mes desde julio del pasado a enero de este año.
Sin embargo, este crecimiento se debe más a un arbitraje regulatorio que a la innovación tecnológica. A los bancos se les impide pagar un interés superior al 3,3% sobre los depósitos a un año. Los fondos de la red ofrecen rentabilidades anualizadas entre el 5% y el 7%. Es difícil para los ahorradores notar la diferencia entre el riesgo de unos y otros.
Los créditos online han florecido de manera similar entre los vacíos legales. El número de plataformas peer-to-peer (P2P) de préstamos, que conectan a los prestamistas directamente con los prestatarios, aumentó de nueve en 2009 a más de 800 a finales de 2013, con una financiación total de 100.000 millones de yuanes, de acuerdo con un informe citado por los medios de comunicación estatales.
Tras haber permitido prosperar a las finanzas online, las autoridades chinas intentan controlarlas. El borrador de la normativa elaborado por el Banco Popular de China que se ha filtrado sugiere que limita las transacciones de pagos online a terceros a 5.000 yuanes por transacción o a 10.000 yuanes al mes. Aunque el banco central insiste en que las propuestas están lejos de estar finalizadas, en esa regla podría limitar el crecimiento de los pagos digitales.
Es poco probable que algunas de estas normas tengan un impacto significativo. Se dirigen principalmente a los llamados pagos express, que permiten a los usuarios Alipay o TenPay hacer transacciones online simplemente proporcionando un número de tarjeta bancaria y una contraseña. Si los usuarios de Alipay quieren hacer transacciones mayores, simplemente pueden pedir a sus bancos que aumenten los límites.
Los reguladores han sido más duros con un nuevo sistema de pago móvil, que habría permitido a los usuarios de Alipay y TenPay solicitar tarjetas de crédito emitidas por el Banco CITIC. Los titulares podrían utilizar estas tarjetas de crédito virtuales escaneando un código en sus teléfonos. El banco central las prohibió, aunque afirma que es temporal, hasta que los estándares de seguridad para la tecnología de pago sin código se sean más claros.
Los fondos del mercado monetario también podrían enfrentarse a una mayor regulación. De acuerdo con la prensa china, los reguladores podrían obligarles a provisionar parte de su dinero, al igual que los bancos, que deben mantener el 20% de sus depósitos en reserva para cubrir retiradas repentinas. En caso de que los fondos del mercado monetario se enfrentasen al mismo requisito, Credit Suisse prevé una reducción de la rentabilidad en 88 puntos básicos.
Puede que los inversores hayan dado por hecho lo peor demasiado rápido. Los reguladores aprobaron en marzo licencias de banca privada para Alibaba y Tencent, como parte de un programa piloto. Si los gigantes de internet de China van en serio a desafiar a los bancos tradicionales, ser tratados como uno de ellos no debe ser visto como una amenaza, sino como un primer paso positivo.
Fuente: Cinco Días, España