Tras más de dos décadas de litigios, el entendimiento busca responder a una creciente presión de los retailers frente al avance de las tarjetas premium y el costo que representan para la industria.
 

Un arreglo que podría superar los USD 200.000 millones en ahorros
 

Según algúnos expertos, el acuerdo podría traducirse en más de USD 200.000 millones en ahorros a lo largo del tiempo. El monto coloca a este proceso entre las mayores demandas colectivas por competencia presentadas en Estados Unidos.
 

El punto central es la modificación del histórico requisito de “honor all cards”, que obligaba a los comercios a aceptar todas las tarjetas Visa o Mastercard si aceptaban al menos una de ellas. Con la proliferación de tarjetas premium —más costosas para aceptar— este mandato se transformó en un foco de tensión para el ecosistema minorista.
 

Con el nuevo esquema, los comercios podrán decidir si aceptan o no ciertas tarjetas premium emitidas por los bancos, como las que llevan las marcas Visa Infinite o Mastercard World Elite.

Cambios visibles en el punto de venta
 

El impacto en la experiencia del cliente podría ser significativo. Tarjetas como la Sapphire Reserve de JPMorgan Chase, una de las más populares entre consumidores de alto poder adquisitivo, podrían eventualmente no ser aceptadas en ciertos establecimientos. En cambio, productos estándar, como la Freedom Unlimited del mismo banco, sí continuarían siendo recibidos.
 

Aun así, analistas del sector consideran que pocos comercios se animarán a rechazar tarjetas premium por temor a afectar la experiencia del cliente y las ventas. Para muchos, disponer de la opción puede servir más como un elemento negociador que como una práctica habitual en el punto de venta.