La región china se adelanta en los pagos móviles registrando 13 millones de transacciones diarias.
Un estudio reciente de Juniper Research prevé que para el 2017 más de 300 millones de personas realizarán sus pagos a través del teléfono móvil. En tan sólo tres años se espera un crecimiento brutal de este servicio que, aunque tecnológicamente está a punto, todavía no ha terminado de calar entre establecimientos y usuarios. Excepto en un lugar, Hong Kong.
Hong Kong sorprendió al mundo convirtiéndose en la primera región que apostaba por los pagos sin efectivo gracias a una pequeña tarjeta de plástico llamada Octopus... en 1997. La idea surgió de un consorcio de seis compañías de metro, autobús y ferry que querían agilizar el pago en el transporte público. La tarjeta aportaba comodidad y agilidad a través de un chip que se comunica con un procesador de billetes un menos de un segundo. Durante dos décadas, se crecimiento ha sido espectacular, logrando superar las barreras del transporte. Según la compañía, a día de hoy, el 95% de los habitantes de la región china de entre 16 y 65 años tiene una Octopus y sus transacciones ascienden a 13 millones de euros... cada día. Y es que cualquiera ya puede tener su tarjeta integrada en su teléfono móvil.
La compañía china pretende ahora multiplicar su impacto en la actividad económica de Hong Kong. Su tecnología ha evolucionado hasta el punto en que se puede incorporar en las tarjetas SIM de los 'smartphones' de los vecinos. Su uso se ha disparado por completo. Cualquier lugar que requiera pagos de pequeñas cantidades (el máximo de carga es de 96 euros) es válido para usar la tarjeta física o integrada en el móvil. Por eso Octopus ya no es sólo la llave de acceso al transporte público, sino que se ha convertido en una forma de pago en cafeterías, cines, tiendas de ropa, supermercados o incluso en las compras 'online'.
Recientemente, la empresa se ha asociado con Taobao, el eBay chino, según indica la CNN. Hasta tiene otros usos como el control de accesos en 220 edificios privados y públicos de Hong Kong, incluyendo colegios y hospitales.
Fuente: El Mundo, España